El GLP es una fuente de energía excepcional por su origen, ventajas, aplicaciones e industria. Se trata de una energía limpia, baja en carbono, eficiente e innovadora, que ofrece beneficios a los consumidores, la industria y el medio ambiente. Por su disponibilidad inmediata y en todo el mundo, por sus beneficios medioambientales, por tratarse de un producto secundario de origen natural, por su flexibilidad de transporte y por sus variadas aplicaciones, el GLP puede desempeñar un papel capital en la transición hacia un modelo energético más seguro, sostenible y competitivo.
A día de hoy, el GLP es un combustible eficiente y sostenible, con una combustión limpia, y una fuente de energía vital para cientos de millones de personas en todo el mundo. Se trata de una energía polivalente con –literalmente– miles de aplicaciones.
Es portátil, puede transportarse, almacenarse y utilizarse prácticamente en cualquier lugar del mundo, y existen reservas para muchas décadas. Además, el GLP produce menores emisiones de gases de efecto invernadero que la gasolina, el gasóleo y la electricidad, en términos de equivalencia energética.
Una energía limpia
La calidad del aire que nos rodea tiene efectos directos en la salud de los seres humanos, en las plantas, los animales e incluso los edificios. El transporte, la “combustión estacionaria” (cocinas y calefacción) y la generación de energía son las principales fuentes de contaminación local del aire. El GLP puede contribuir positivamente a mejorar la calidad del aire, en comparación con el gasóleo, el fueloil de calefacción y los combustibles sólidos.
Si nos fijamos en su huella de carbono –es decir, la suma de todas las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas–, el GLP es uno de los combustibles convencionales más limpios que existen. El GLP se origina fundamentalmente durante la producción de gas natural. No es tóxico y no afecta negativamente al suelo, las masas de agua o los acuíferos.
El GLP también ayuda a reducir las emisiones de hollín y partículas que, aparte de afectar a la calidad del aire en interiores y exteriores, pueden causar problemas graves de salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire por partículas sólidas reduce un promedio de 8,6 meses la esperanza de vida de los habitantes de la UE.
La industria del GLP está en buena situación para aportar soluciones que mejoren la calidad local del aire. Puede favorecer la adopción de motores híbridos y de autogás en el sector de automoción, o puede servir para que los países en desarrollo abandonen la madera y el queroseno para cocinar y calentarse.
Una fuente de energía más baja en carbono
Numerosos gobiernos de todo el mundo reconocen que, por tratarse de un combustible poco contaminante y con bajas
emisiones de carbono, el GLP puede contribuir a mejorar la calidad del aire en entornos interiores y al aire libre, así como a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la huella de carbono del GLP es un 20% inferior a la del fueloil de calefacción y un 50% inferior a la del carbón.
El autogás puede desempeñar un papel importante en la lucha contra el cambio climático. Es uno de los combustibles comerciales con menores emisiones de gases de efecto invernadero, si se considera todo su ciclo de vida. De todos los combustibles analizados, el GLP es el que produce menores emisiones de gases de efecto invernadero por 100 kilómetros recorridos, si se tiene en cuenta todo su ciclo de vida desde el pozo de extracción hasta el punto de consumo. Sus emisiones son inferiores a las de la gasolina y el gasóleo en casi todas las regiones del mundo e incluso un 12% más bajas que el etanol producido a partir de maíz (E85) en Norteamérica.
El GLP es también uno de los combustibles con menores emisiones de carbono a disposición de las cocinas de muchas regiones del mundo.
Cuando se trata de calentar una vivienda, el GLP ayuda a los consumidores a reducir sensiblemente su huella de carbono. En Europa, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de GLP son un 15% inferiores a las del fueloil de calefacción. Y la ventaja del GLP con respecto a la electricidad es todavía mayor: un 30% menos de emisiones en Sudamérica, un 35% menos en Japón, un 38% menos en Corea del Sur y hasta un 54% menos en Norteamérica.
El GLP es uno de los combustibles más atractivos para calentar agua. En Sudamérica, un calentador instantáneo de GLP con encendido eléctrico produce un 14% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que un termo eléctrico. En Japón, cambiar de fueloil a GLP puede reducir las emisiones de gases de invernadero en un 15%. En Norteamérica, cambiar un termo eléctrico por un sistema de GLP puede reducir las emisiones de gases de invernadero en más de un 35%. En la India, el uso de un calentador instantáneo de GLP en lugar de un equipo eléctrico comparable puede reducir las emisiones de gases de invernadero en más de un 50%.
Una energía eficiente
El GLP es un combustible rico en energía, con un poder calorífico unitario mayor que cualquier otro combustible habitual como, por ejemplo, el carbón, el gas natural, el gasóleo, la gasolina, el fueloil y los alcoholes derivados de biomasa. Dicho de otra manera: una llama de GLP tiene una temperatura más alta. Y esta ventaja puede traducirse en una mayor eficiencia.
Se trata de una fuente de energía rentable y económica, que puede resultar hasta cinco veces más eficiente que otros combustibles tradicionales y utilizarse con menos desperdicio y haciendo un mejor uso de los recursos de nuestro planeta.
El GLP resulta extremadamente versátil y transportable. Puede transportarse por mar, por ferrocarril o por carretera. Se encuentra disponible en una gran variedad de opciones de envasado y almacenamiento, desde bombonas reutilizables hasta tanques enterrados.
Es, por otro lado, un combustible que puede suministrarse incluso a los lugares más remotos, mejorando la calidad de vida de poblaciones de todo el mundo y facilitando el desarrollo regional. Si pensamos que hay relativamente pocas zonas rurales o remotas que puedan beneficiarse del gas natural canalizado, resulta evidente que el GLP es una fuente de energía ideal para este tipo de comunidades, como fuente primaria o en combinación con combustibles renovables.
El GLP no necesita grandes infraestructuras de tubería para su transporte. Con frecuencia, es el único combustible que llega hasta comunidades isleñas o situadas a gran altura. En momentos de emergencia o de catástrofes, puede ser vital para la supervivencia.
En las zonas rurales de los países en desarrollo, el GLP es en muchas ocasiones la primera alternativa moderna a los combustibles de cocina tradicionales, como la leña, el carbón vegetal o el estiércol. Mejora la calidad de vida y, lo que es más importante,
hace posible que las mujeres y los niños dediquen menos tiempo a recoger combustible, con lo que disponen de más tiempo para ir al colegio o para realizar actividades económicas de valor añadido dentro de su comunidad.
Una energía innovadora
Al tratarse de una de las energías convencionales más limpias, el GLP es un buen complemento a las fuentes y tecnologías renovables, que requieren luz solar o determinadas condiciones meteorológicas. El GLP es un socio natural de las energías renovables.
Igualmente, puede contribuir a la mejora de la eficiencia energética, puesto que permite la generación descentralizada mediante pequeños generadores autónomos y la microgeneración combinada de calor y electricidad.
El GLP se utiliza frecuentemente en el sector agrícola para desecación térmica, secado de cultivos, como combustible de vehículos agrícolas y como repelente contra insectos. Es una fuente de energía moderna y respetuosa con el medio ambiente, que puede cumplir una función muy importante en el futuro desarrollo de la agricultura, eliminando el uso de productos químicos en determinadas aplicaciones agrícolas, como el control de malas hierbas o la desinfección de establos.